Descubriendo la inteligencia emocional del candidato

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Por Virginia Cáceres,

Sin lugar a dudas, una de las partes más importantes a tener en cuenta en la entrevista de selección es conocer la personalidad del candidato para ver si es compatible con el ambiente de trabajo/cultura de la empresa en general y del departamento en particular.

Realmente, la información relativa a la formación y experiencia laboral del candidato ya se puede ver previamente en su currículum y por ello, además de corroborar que dicha información es correcta y aclarar dudas, hay que ahondar en su perfil personal intentando conocer lo que llamamos su «Inteligencia Emocional», que desde mi punto de vista quizás es hasta más importante de lo que comúnmente llamamos cociente intelectual.

La inteligencia emocional fue popularizada en 1995 por Daniel Goleman en su libro  Inteligencia emocional: ¿Por qué puede importar más que el concepto de cociente intelectual?, y hace referencia a la manera en que el ser humano maneja sus emociones y es capaz de interactuar con los demás.

No todo el mundo es capaz de reconocer y valorar de manera correcta la realidad de las emociones, de hecho, una emoción experimentada puede no corresponder a la realidad de una situación y producir graves perjuicios, ya que no siempre comprender las emociones es tarea fácil.

En el año 2000, Goleman llevó sus investigaciones al terreno laboral y realizó un estudio a más de 500 empresas, en el que constató que entre el 75% y el 90% de los resultados obtenidos por un empleado dependían de su IE y no tanto de su coeficiente intelectual y experiencia. Esto se hacía especialmente evidente para los puestos de liderazgo. Y es que realmente, de nada sirve que un candidato tenga un historial académico excepcional si carece de Inteligencia Emocional. Gracias a la IE podemos comprender mejor a los demás, afrontar situaciones de presión tolerando mejor la frustración, ser más empáticos, trabajar mejor en equipo… que al fin y al cabo es lo que nos permite tener mayor posibilidad de desarrollo profesional dado que somos seres «sociales» y no estamos aislados en una burbuja.

Creo sinceramente que cuanto mejor es dicha inteligencia mayor será el potencial del candidato para enfrentarse al mundo y las diferentes situaciones que se van planteando día a día en el entorno laboral. Un candidato con una buena inteligencia emocional será más proactivo, se anticipará a las necesidades, tomará mejores decisiones, será más autónomo, trabajará mejor en grupo, tendrá una mejor comunicación y en general un mejor compromiso con la empresa.

Todos sabemos que la entrevista de selección tiene un tiempo limitado y por ello, durante el transcurso de la misma hay que intentar «descubrir/predecir» la personalidad del candidato a través de sus conductas.

Nos fijaremos en su capacidad de hablar, su actitud, su comunicación no verbal (postura, gestos, manera de vestir…), permitiéndole expresarse libremente en un ambiente relativamente distendido para que podamos conocer «al verdadero personaje» que se encuentra delante de nosotros. Aquellos candidatos que, cumpliendo el perfil requerido,  experimentan emociones positivas como el optimismo, el buen humor, la resistencia o la  empatía entre otras muchas cualidades, serían los más idóneos para contratar y asegurarnos el potencial adecuado que toda empresa desea para sus empleados.

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ESCRITO POR

Experto Cegid

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